Nuestra paupérrima y olvidadiza Constitución incluye entre sus preceptos alguno que, pese a sus retóricas intenciones, nunca se pensó seriamente en llevar a la práctica. Tales son los que hacen referencia al derecho al trabajo digno o a la vivienda. Nuestra juventud no es tonta, como demuestra esta concentración del pasado mes de Septiembre en la plaza de Cayao de Madrid. Claro que siempre existirá quien siga ciega y fielmente las consignas de El Corte Inglés y continue pensando que, en realidad, vivimos en un paraiso.
Sin levantar la voz
Hace 4 meses
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