miércoles, 31 de agosto de 2011

EL FRIO Y LA PALOMA

Realmente hacía frio aquella gélida mañana estambulina. De las tradicionales casas de madera se elevaban al cielo alguna que otra columna de humo procedente de ancestrales chimeneas. Una paloma con el pecho erguido, como intentando dignificar el sufrimiento, se calentaba a los escasos rayos de sol que se filtraban hacia el rellano de una vieja escalera.

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