No se trataba de un amenizado botellón en la céntrica plaza de El Parchis en Gijón, como puede demostrar la diferencia de edades de los allí concentrados. Tampoco era una manifestación más, al uso de las que la actual situación viene demandando, si bien guardaba estrecha relación con los acontecimientos que en los últimos tiempos vienen preocupando a los ciudadanos de este país.
Lo cierto es que los allí reunidos manifestaban su más lógica repulsa a un acto que se iba a realizar en aquellos momentos, en un espacio público, con la pertinente autorización de nuestros ediles y la consiguiente protección de la fuerza pública y por supuesto, con la aportación económica de todos los contribuyentes.
El caso es que, con motivo de unas jornadas sobre el ejército español, el historiador, si así se le puede llamar, Carlos Caballero Jurado - autor de libros como: Escuadrillas Azules en Rusia; Contra Stalin y De Gaulle; Hitler o Napoleón o División Azul, Estructura de Una Fuerza de Combate, entre otros muchos del mismo índole- impartía una conferencia sobre la actuación de la División Azul durante la Segunda Guerra Mundial. Tema en el que parece ser está muy impuesto ya que es además miembro de Memoria Blau, Foro de la Memoria Histórica de La División Azul.
Resulta realmente bochornoso que en estos tiempos, adentrado ya el siglo XXI y sobre todo ahora que se producen verdaderos recortes en el campo de la cultura, la sanidad y los más esenciales derechosde los ciudadanos, se continúen promocionando actos de dudoso valor cultural y menor aún catadura moral.
En el entorno de la plaza quedaban aún vestigios de la manifestación habida una hora antes contra el genocidio financiero dirigido a los más desprotegidos.
Es precisamente en esa manifestación donde realmente comienza las historia que vengo a contarles: Pues resulta que a las cinco de la tarde había sido convocada en Gijón una manifestación en protesta contra la Banca y los desahucios cuyo inicio se hubo de retrasar por culpa de un grupo de seguidores del tal Carlos Caballero Jurado, quienes intentaron, en vano, incorporarse a la misma con la inequívoca intención de reventarla. Una vez expulsados de la misma la comitiva discurrió por las calles de Gijón sin que se produjera ningún otro altercado
El trayecto discurrió con toda normalidad con algunas paradas ante la sede del PP y de las distintas sucursales bancarías distribuidas a lo largo del recorrido donde se realizaron protestas, pitidos y empapelados con pegatinas alusivas.
Por fin se llegó a la Plaza del Marques, espacio donde tomaron la palabra algunos representantes de los colectivos convocantes, contando también con la amena colaboración de una charanga proveniente del vecino Avilés.
La desproporción entre la gente asistente a la manifestación y la que finalmente acudió a la convocatoria en la plaza de El Parchís es a todas luces evidente, pese a que dicha convocatoria fué realizada al finalizar la concentración en la Plaza del Marqués. No voy a transcribir aquí un conocido poema de Brecht. Pero si quisiera recordar que mientras nosotros nos dormimos en los laureles, ellos se crecen.
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