martes, 17 de enero de 2012

Kasbah de Ait Benhaddau



A unos treinta kilómetros de Ouarzazate se encuentra  la kasbah de Ait benhaddau. Rodeada de almendros y aprovechando el desnivel de una pequeña colina, este castillo - que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad - ha sido escenario de rodaje de múltiples películas. 






El acceso a esta villa fortificada se realiza atravesando el río sirviéndose de una sucesión de sacos terreros rellenos de cemento que fraguaron en su contacto con el agua.

Una vez alcanzada la otra orilla podemos darnos cuenta de las verdaderas dimensiones de la gran muralla de adobe y sus edificaciones intramuros





Pasear entorno al muro nos permite contemplar un pequeño oasis plagado de almendros, hortalizas y todo tipo de productos vegetales, obtenidos por el sistema de regadío que tiene como fuente el cercano río.




El interior del castillo está formado por un intrincado laberinto de construcciones que, como la muralla, han sido construidas casi exclusivamente con adobe. Las calles son angostas para proteger a los habitantes tanto del calor como de posibles ataques enemigos. Tan solo, muy de tarde en tarde, se abre un pequeño espacio al que no podríamos clasificar como una plaza.


















 Poblada tan solo por unas pocas decenas de personas sus casas carecen de las mínimas comodidades y su luz es tan exigua que resulta muy difícil re alizar fotos en su interior sin el auxilio del flash, accesorio al que no tengo especial cariño.




Desde lo alto de la colina puede apreciarse una hermosa panorámica del conjunto de la kasbah, del río y del valle que la circunda.










Los habitantes de la zona, la mayoría de los cuales ya viven extramuros, subsisten a partir de los recursos agrarios y de alguna pequeña tienda de soubenirs que se sostiene gracias al no excesivo número de visitantes de este maravilloso conjunto

El Gran Sur marroquí posee cientos de kasbahs. Algunas han sido rescatadas como establecimientos hosteleros, otras subsisten de modo casi milagroso por el sostenimiento parcial realizado por sus escasos habitantes, las menos están protegidas por el estado y organismos como la Unesco. La industria cinematográfica poco ha contribuido a su conservación más bien se ha aprovechado del bajo costo que supone rodar en espacios tan excepcionales. Las más se encuentran en verdadero peligro de desaparición. Todas tienen muchas cosas en común: El adobe como material primordial de su construcción, la proximidad de un río que aporte agua y su marcado estilo bereber, tanto en la arquitectura como en lo concerniente a la decoración. Las dos primeras características han sido la causa principal de su destrucción. El adobe se erosiona fácilmente con los fuertes vientos saharianos cargados de arena y el agua ha llegado a diluir sus muros en numerosas ocasiones. Pero la mano del hombre y su desidia son un factor importante en la desaparición de esta riqueza cultural de la humanidad. El viajero que se adentre en esta ruta podrá contemplar cientos de ellas que pasan velozmente ante él, ya que, si bien es cierto que las carreteras son realmente primitivas, la inmensa llanura invita a los conductores a pasar por estos valles a una considerable velocidad.


















Hasta aquí, en las últimas entradas de este blog, he intentado reflejar las maravillas de ese hermoso país que, sin duda, es Marruecos. Queda aún mucho por mostrar. Es una labor ardua que conlleva digitalizar miles de diapositivas -soporte en el que tengo almacenado el trabajo de las múltiples visitas realizadas a esas tierras- pero, con paciencia, iré mostrando a cuantos estén interesados los múltiples aspectos de este territorio variopinto: Su inmenso desierto, sus ciudades imperiales, las tierras del Rif, los pueblos Atlánticos y Mediterráneos, sus gentes y sus fiestas y otros muchos aspectos del país. 














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